EL HERMANO COSTALERO En estos tiempos hay bastantes hermandades aquejadas de falta de personas que quieran colocarse bajo los pasos para realizar el difícil trabajo del costalero. En algunos casos se ha recurrido a cuadrillas de fuera de las propias hermandades, digamos que "semiprofesionales". Estas cuadrillas han sacado de un apuro a más de una hermandad, pero, evidentemente, no participan de la devoción por los titulares, sino que, más bien, acuden por el liderazgo de determinados capataces. Por el contrario, en otras se han mantenido las cuadrillas propias de la hermandad, reclamándole al costalero que se haga hermano de la cofradía. Sin embargo, la escasez de personal antepone el disponer de costaleros a la obligación de ser hermanos en muchas hermandades y se consiente que participen costaleros que no están en la nómina de hermanos de la cofradía. ¿Debe ser esto así?, hay quien afirma que los hermanos costaleros se convierten en un grupo "insoportable" de presión para las juntas de gobierno, pues, unidos, son capaces de decidir quién ha de regir los destinos de la institución, ya que ellos son de los grupos más activos en el seno de la hermandad. De hecho, es corriente que los hermanos mayores y miembros de sus juntas salgan del elenco de capataces y costaleros de la cofradía.
Posiblemente, sólo se trate de mantener un cierto equilibrio entre permitir la participación y la independencia para la decisión. Conocemos casos de hermandades que han dado un vuelco importante en su trayectoria por la intervención de las cuadrillas; sin ir más lejos, nuestra Hermandad vivió esos momentos cuando en la década de los ochenta (1980) se hicieron cargo de su gobierno personas jóvenes y ligadas al mundo del costal, lo que propició un importante avance en todos los aspectos. Sin embargo, en otras hermandades el cambio no supuso una mejora, sino la pérdida de la identidad ganada con el esfuerzo de muchos años por personas que defendían una visión diferente de su cofradía. De todas formas, y asumiendo el riesgo que para algunos pueda suponer, creo que es necesario potenciar la afiliación como hermano de los costaleros de las cofradías, hacerlo condición imprescindible, pues ello conlleva la implicación de estas personas con las imágenes que portan y, por supuesto, el compromiso con el devenir de la corporación.