25 marzo 2007


¿CUADRILLAS MIXTAS?

Estamos ante una de las polémicas que mayor dimensión han alcanzado en la Semana Santa de Córdoba. Todo comenzó cuando la Hermandad de los Dolores prohibe a las dos costaleras que portaban el paso de la Virgen volver a ocupar el puesto en el que llevaban desde hacía seis años. Esta decisión fue corroborada por el Delegado Diocesano para Hermandades, Pedro Soldado, quien abundó en la improcedencia de las cuadrillas mixtas por producirse debajo del paso "rozamientos y posturas soeces". Las costaleras discriminadas denunciaron a la prensa el caso y un impresionante despliegue mediático de periódicos, radios, digitales y televisiones se hicieron eco de él. Intervienen políticos, la Junta de Andalucía, asociaciones diversas e incluso se llega a amenazar telefónicamente a la Hermandad. Finalmente, el Obispo decide presionar a la Hermandad para que admita a las dos costaleras, al menos este año, y desautorizar la decisión de la Junta de Gobierno, que inicialmente sí fue apoyada desde la Iglesia.

Esta Semana Santa saldrán de costaleras en los Dolores, pero ¿podrán seguir en próximos años? Ahora viene el asunto más delicado. Estos acontecimientos pueden desatar una corriente que conlleve a admitir cuadrillas mixtas en todas las hermandes (en distintos pueblos de la provincia es algo habitual) o, por el contrario, vetar este proceso y volver a las polémicas de este año. El Obispado apunta la necesidad de regular este tema, pero ¿debe meterse la autoridad eclesiástica en la organización de los costaleros, en sus relevos, idoneidad de las personas o en "vigilar posturas"? ¿Que pasaría si seis o siete mujeres se presentasen para portar al Caído o la Soledad el año que viene?

Creo que la mujer no debe ser discrimada por el hecho de su condición sexual. Sólo se admitiría una exclusión por motivos físicos (falta de fuerza, estatura, minusvalías, etc.) que no la hiciesen válida para la función de costalera, pero, eso sí, los mismos motivos por los que podría excluirse a un hombre.
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01 marzo 2007


EL HERMANO COSTALERO
En estos tiempos hay bastantes hermandades aquejadas de falta de personas que quieran colocarse bajo los pasos para realizar el difícil trabajo del costalero. En algunos casos se ha recurrido a cuadrillas de fuera de las propias hermandades, digamos que "semiprofesionales". Estas cuadrillas han sacado de un apuro a más de una hermandad, pero, evidentemente, no participan de la devoción por los titulares, sino que, más bien, acuden por el liderazgo de determinados capataces. Por el contrario, en otras se han mantenido las cuadrillas propias de la hermandad, reclamándole al costalero que se haga hermano de la cofradía. Sin embargo, la escasez de personal antepone el disponer de costaleros a la obligación de ser hermanos en muchas hermandades y se consiente que participen costaleros que no están en la nómina de hermanos de la cofradía. ¿Debe ser esto así?, hay quien afirma que los hermanos costaleros se convierten en un grupo "insoportable" de presión para las juntas de gobierno, pues, unidos, son capaces de decidir quién ha de regir los destinos de la institución, ya que ellos son de los grupos más activos en el seno de la hermandad. De hecho, es corriente que los hermanos mayores y miembros de sus juntas salgan del elenco de capataces y costaleros de la cofradía.
Posiblemente, sólo se trate de mantener un cierto equilibrio entre permitir la participación y la independencia para la decisión. Conocemos casos de hermandades que han dado un vuelco importante en su trayectoria por la intervención de las cuadrillas; sin ir más lejos, nuestra Hermandad vivió esos momentos cuando en la década de los ochenta (1980) se hicieron cargo de su gobierno personas jóvenes y ligadas al mundo del costal, lo que propició un importante avance en todos los aspectos. Sin embargo, en otras hermandades el cambio no supuso una mejora, sino la pérdida de la identidad ganada con el esfuerzo de muchos años por personas que defendían una visión diferente de su cofradía. De todas formas, y asumiendo el riesgo que para algunos pueda suponer, creo que es necesario potenciar la afiliación como hermano de los costaleros de las cofradías, hacerlo condición imprescindible, pues ello conlleva la implicación de estas personas con las imágenes que portan y, por supuesto, el compromiso con el devenir de la corporación.